Fuerteventura tiene una fuerza especial, y el encanto de sus paisajes atrapa al viajero. La mayor parte del crecimiento urbanístico se ha desarrollado en la costa oriental. El aeropuerto se halla junto al mar, a sólo dos kilómetros de Puerto del Rosario. En la actualidad, Puerto del Rosario tiene fama de contar con buenos restaurantes y alberga la casa museo de Miguel de Unamuno, filósofo y pensador español que en 1924 fue deportado por Primo de Rivera a la isla.
Desde Puerto del Rosario hacia el norte, a poco más de 10 kilómetros, se encuentra el Parque Nacional de Corralejo y Lobos, uno de los espacios naturales más conocidos de la isla. Como una prolongación de África y de los paisajes saharianos, las dunas de Corralejo nos muestran un paisaje desértico que culmina con la isla de Lobos, en el extremo norte de Fuerteventura.
Hacia el sur, desde Puerto de Rosario se suceden los enclaves turísticos que durante todo el año reciben la visita de miles de visitantes, en su mayoría procedentes de Alemania.
Caleta de Fuste, Gran Tarajal, La Lajita, Costa Calma y sobre todo Morro del Jable, cuentan con una importante infraestructura turística que en los últimos años no ha parado de crecer.
En diversos puntos de la costa oriental se observan numeroso edificios y complejos hoteleros. Claro que el litoral es inmenso y los muchos kilómetros de costa ofrecen playas de belleza incuestionable y rincones vírgenes.
Con la marea el perfil de la costa y de las playas cambia radicalmente. Mientras permanece la marea baja se puede pasear por muchos kilómetros de costa, escuchar el caminar de cangrejos y disfrutar de la caricia del Atlántico.
En el interior la isla cambia su aspecto. Los pueblos de La Oliva, Antigua, Betancuria y Pájara, forman, de norte a sur, la columna vertebral de Fuerteventura, hablan de la historia del lugar.
La Oliva fue uno de los asentamientos de las tribus maxoratas y hoy, igual que Antigua algo más al sur, tienen un aire tranquilo con iglesias y museos que permiten reconstruir su historia.
Fuerteventura fue una isla olvidada y recóndita hasta que en el siglo XV (en 1404) fue conquistada por Jean de Béthencourt, un navegante normando que fundó Betancuria, la primera capital de la isla. Años más tarde Béthencourt vendió varias islas del archipiélago canario al conde de Niebla.
El cuidado centro de Betancunria, con la iglesia de Santa María de Betancuria y la casa-museo homónima donde se observan actividades artesanales hoy casi extinguidas, permite pasear por calles encaladas y respirar aire puro a casi 400 metros sobre el nivel del mar.
Al sur la carretera discurre por la Vega de Río Palma, uno de los lugares más fértiles con terrazas edificadas y labradas por agricultores majoreros –naturales de Fuerteventura- en la falda de la montaña. La carretera continúa hasta Pájara, uno de los pueblos más antiguos cuyo municipio incluye el Parque Natural de Jandía.

Vega de Río Palma, cerca de Betancuria, es uno de los lugares más fértiles gracias al trabajo de los majoreros
LA PENÍNSULA DE JANDÍA Y LA COSTA OESTE
Si bien las dunas de Corralejo, al norte de la isla, se llevan la fama entre los paisajes de Fuerteventura, la costa oeste y la península de Jandía, que ocupa el sur de la isla, son los lugares más interesantes.
En su parte occidental la isla está jalonada de pequeños pueblos junto al mar.
El Cotillo, entre Corralejo y La Oliva, es encantador, rodeado de amplias playas. Y vale la pena acercarse hasta Ajuy, antaño importante puerto de escala para los conquistadores que regresaban de América.
Al sur está la península de Jandía, un vasto espacio de paisajes solitarios en cuya zona sur, frente a la playa del Matorral, se levanta la población de Morro Jable.
En la península está el pico de la Zarza, que con 807 metros es la montaña más alta de Fuerteventura, y al este se extiende la playa de Sotavento de Jandía, un paraíso para los windsurfistas.
Al sur se ve el faro de Jandía y una cordillera divide la península. Si se asciende hasta Cofete, en la parte occidental, se atraviesa un puerto de montaña y aparece la playa de Cofete. El paisaje es de una belleza sin igual.
En fin, Fuerteventura es una isla que no pasa desapercibida para quien disfruta con los paisajes majestuosos.
QUÉ HAY QUE SABER
Clima. Típicamente africano. Caluroso y seco.
QUÉ VER
Dejado Puerto del Rosario, con sus bellas casas de estilo africano (pequeños cubos blancos) y sus calles con macetas de plantas floridas que aportan una nota de color, se entra en el desierto. De tanto en cuando se encuentra alguna granja, algún dromedario, algún rebaño. En la carretera de Corralejo encontramos la iglesia de Casillas del Ángel. La curiosa montaña cónica que sobresale es la de la Oliva, un pequeño pueblo donde es recomendable detenerse. Un poco más allá, en Corralejo, el Parque Natural formado por un mar de dunas, desde donde se puede acceder con un ferry al islote de Lobos, de sólo 6 kilómetros.
En Lajares es imprescindible visita al antiguo molino. En este pueblo también es interesante ver el taller de bordados de Natividad López.
CENTRO Y SUR
Desde Puerto del Rosario se puede tomar la pequeña carretera que discurre en dirección oeste. Superada la aldea de Casillas del Ángel se inicia el tramo que lleva a Betancuria. El panorama que abraza toda la parte central de la isla es extraordinario. En Betancuria es necesario acercarse a Vicente: ofrece cocina a precios módicos, buenos platos de la zona y un óptimo queso de cabra acompañado con vino de la casa. La carretra que lleva a Pájara y a Puerto de La Peña serpentea por el fondo del valle. Desde aquí se puede tomar la carretera de montaña que lleva a Playa de la Pared. Se viaja por un paisaje primordial.
DÓNDE COMER
La cocina majorera se caracteriza por la gran variedad de pescado, aunque Fuerteventura también es famosa por la carne de cabrito asada con leña. Los quesos majoreros, blanco o pimentonados, son excelentes. Tampoco se puede olvidar las papas arrugadas con mojo y gofio amasado.
Restaurantes sugeridos:
El Molino del Matorral (Puerto del Rosario). Especialidad: cabrito asado.
Avenida (Corralejo). Especialidad: los pescados y el cabrito del país.
Benjamín (Puerto del Rosario). Queso y calamares saharianos.
El Roque de los Pescadores (El Cotillo). Un pueblo pesquero al noroeste de la isla.
El Caletón (Puertito de la Cruz, junto a la punta de Jandía). Buen pescado y papas arrugadas. Espoecialidad: pulpo a la vinagreta.
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